domingo, 6 de octubre de 2013

Literatura y compromiso: hacer preguntas para buscar respuestas.

Repasando las noticias que muestran los medios de comunicación del siglo XX, encontramos vidas llenas de pobreza, indefensas ante asesinatos y fenómenos naturales catastróficos. Nos dejan ver la brecha que se hace cada vez más grande entre ricos y pobres, a través de un escaparate del que nosotros somos unos meros espectadores. Por intereses políticos y económicos, existe un gran número de niños que parece que no tienen los mismos derechos que los que hay al otro lado del escaparate. Jóvenes sin educación, niños maltratados y forzados a vivir en la prostitución, olvidados en la droga o que juegan con sus vidas en las mafias y guerras.

Es necesario que la actitud de aquellas personas que luchan contra esta situación sea una acción cotidiana, para cambiar el presente y continua con el fin de mantener esperanza para el futuro. 

Se habla del compromiso de la literatura para el fin moral desde tiempos remotos, lo que siempre ha llevado a debates por su dualidad de posiciones. En primer lugar la literatura debería no estar escrita con censuras, es decir rigiéndose en las normas internas del texto y la esteticidad del mensaje, ni debería de tener la finalidad de adoctrinar. Y en segundo lugar, se ha de tener consciencia de que toda persona tiene una ideología, que la neutralidad no existe, y que el escritor tiene mucho poder sobre sus lectores, sin embargo esta ideología ha de ser sobre la experiencia y no sobre intenciones.

La problemática que presenta la literatura de hoy en día es que están escritas para inculcar unos valores que luchen contra las desigualdades, se crean de una manera forzada para ser utilizadas dentro del aula y trabajar la educación en valores, y con ello los diferentes temas transversales. Estas obras frente a las lecturas creadas con aspiración a un mundo nuevo, influyendo de una manera crítica y transformadora, nos enseñan la moralidad de una manera más real o humorística sin ser artificial, vehiculando un mensaje ideológico a través de una teoría puesta en práctica, pasando de las palabras a las actuaciones. Esta manera de acercar la literatura a los niños y los jóvenes, atraerá más lectores por la disminución de censura y el aumento de la guía para ser autosuficiente.

Para finalizar resaltar que los profesores han de seleccionar los libros para trabajar en clase guiándose por el contenido revelador que ayudaran a sus alumnos a desvelar en los libros libres de censuras, para poder transformar la lectura como fin a lectura como medio.

Opinión personal: 

A mi modo de ver, la literatura es una herramienta muy útil para abordar temas transversales y trabajar la educación en valores de una manera sencilla y directa. Para ello hemos de escoger las lecturas con especial cuidado teniendo en cuenta que el mensaje que se quiere transmitir esté regido por el propio mensaje y no por unas directrices de una editorial que buscan vender libros educativos. Estoy de acuerdo con la autora que tanto en la literatura infantil y juvenil los libros demandados son los que muestran la realidad sin disfraces, detallan toda acción y consecuencia y dan la opción de interesarte por el final sin que este esté previsto. En ocasiones se quiere llevar especial cuidado con temas que creemos que son difíciles de tratar con niños como la muerte o el maltrato de género, cuando en sus vidas lo ven de una manera normalizada. No hay que olvidar que los niños también son personas que viven en nuestro mundo y aunque su experiencia sea más corta no tiene por qué ir acompañada de cortas vivencias.


Si te has quedado con ganas de leer el artículo de Isabel Tejerina Lobo puedes hacerlo en el enlace siguiente:

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